4 respuestas
- ?Lv 6hace 10 añosRespuesta preferida
Creo amiga que llenándolos de vida
Puede que sea el tiempo que nos envuelve
un dolor desos que rondan los oídos
de los que abandonados quedamos
como gritos de lluvia sobre los postes.
Puede que sea el tiempo
no menos que un pestañear entre paréntesis
un derribar de bruces
los ecos con que mojamos nuestros abrazos
o la dureza de la niebla
huyéndonos como mejillas arrumbadas.
Puede que sea la última estocada destas sonrisas sin perfume
la temible humosa piedad que nadie justifica;
puede que sea el tiempo
o la fiebre
o la espesa desesperanza que ocultamos con inocencia:
la partida ha concluído
el resto es sólo un círculo
que no alcanzamos a comprender.
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Si tuviera que decir algo acerca de los años
diría que todavía no he muerto
pero que me sumerjo en aguas cada vez más quietas
que las sombras ya no me acosan
como aquellas butacas que giraban con furia sobre su eje
y que al pastar en el devenir destas orillas
veo caer las imágenes con sabores olvidados
que resisten la miseria y el extrañamiento
¿Qué se forjará a partir de lo que aquí dejamos?
¿Acaso carne brota de aquellos besos
o sólo absurdas ocurrencias
arrumbadas sobre nuestros oídos?
De si fue espacio o tiempo
o círculos
o bien una ensalada nuestra vida, al final
sólo los amados seres
sabrán cómo consolarnos.
Autor chileno que no recuerdo.
- pintorfilósofoLv 5hace 10 años
Cuando eres niño los años son siglos.
Cuando eres joven los años no preocupan.
Cuando eres maduro tomas los años con gravedad.
Cuando eres viejo las décadas te parecen un instante.
Nadie asimila los años.
Al final nadie está conforme con los años que ha vivido.
Aunque durara ciento cincuenta años, la vida seguiría siendo corta.
¿Por qué? Pues porque sólo vivimos el momento, sólo el momento.
¿Y qué es el momento? Es un poco de presente (casi nada), un poco de futuro y un poco de pasado.
Y ese poco es el único tiempo que realmente vivimos.
Así que no nos engañemos. Sólo estamos viviendo el momento.
.
Fuente(s): La intuición. - Anónimohace 10 años
Con dignidad y buena cara amiga
ANARCHY
- ?Lv 7hace 10 años
Después de los 65 años comienza a vivirse una etapa de la vida que para muchos requiere de un aprendizaje para aceptar con alegría la edad dorada.
Para aprender a envejecer se requiere ante todo de una preparación interior ayudada por la sabiduría, prudencia y sentido de previsión que se ha adquirido en el paso por la vida.
Al llegar a los 70, es muy posible que los cambios físicos y emocionales se hagan más evidentes. Por ello es importante ser consciente de muchas de las cosas que sucederán y prepararse para aceptar todos estos cambios como hechos naturales de la vida.
Lo qué pasará cuando la vejez se asome:
Posiblemente llegará el momento en que me entenderán menos y entenderé menos a los demás. Con el tiempo se irán acentuando más las diferencias de edades.
Los adelantos científicos y tecnológicos conllevan grandes transformaciones. Mis opiniones y juicios perderán peso. La credibilidad disminuirá y contaré menos para muchas personas.
Por fuerza de las circunstancias y por la vertiginosa carrera de la vida, cada año me iré quedando desactualizado.
Con el paso de los meses sufriré limitaciones físicas y funcionales. Disminuirá mi resistencia a las enfermedades; tendré lentitud e inseguridad para actuar y tomar decisiones y todo eso lo notarán los demás.
También llegará la disminución de mi capacidad mental e intelectual. Seré más lento para leer y entender, para asimilar y para aprender.Disminuirá mi memoria y confundiré los acontecimientos, los tiempos y las personas.
Lo que tendré de evitar:
Tendré que poner todos los medios para no volverme caprichoso, exigente, intolerante y poco comprensivo. Evitaré ser impaciente y mal genio.
Igualmente evitaré ser quejumbroso, ‘cantaletoso’, irónico, gruñón y también me cuidaré de no repetir el mismo cuento todos los días.
También evitaré sentime inútil, incapaz, estorboso ni acabado. Más bien procuraré ser todo lo contrario.
No descuidaré mi comportamiento, mis modales, ni mi presentación personal.
Evitaré ser absorbente, acaparador, absolutista, dogmático o dueño único de la verdad. Por el contrario, seré más comunicativo y escucharé más.
Lo que tendré que hacer:
Con prudencia y paciencia, mediante mi ejemplo y mi palabra, me dedicaré más a enseñar las buenas costumbres, la práctica de las virtudes humanas, los buenos modales, la conducta intachable y todos los conocimientos necesarios para que sean mejores y más útiles a la sociedad.
Delegaré cada vez más en mis hijos y les transmitiré mis conocimientos y experiencias para que vayan asumiendo las responsabilidades en todo lo referente a nuestra familia.
En el momento oportuno –y mejor hacerlo pronto-, debo dar a mis hijos las indicaciones sobre el manejo de nuestros bienes y sobre su distribución y reparto. Haré la relación de los bienes y las deudas y las actualizaré cada 6 meses. Si es necesario, elaboraré un testamento.
Buscaré nuevas formas de ser útil a los demás porque sé que aún esperan mucho de mí y mi obligación es entregar hasta el fin lo mucho que he recibido para ponerlo al servicio de todos.
Es apenas natural ir disminuyendo en todo: en funcionalidad, en capacidad y en posibilidades físicas y mentales y por eso es lógico que continúe opocándome y que otros me reemplacen y tomen las riendas. Conviene pues que otros se luzcan y que uno desaparezca”.
Fuente(s): Libros